En la isla de Orango Grande, en el archipiélago de las Bijagós, en Guinea Bissau, viven los bijagó. Esta tierra con palmerales, sabanas arbustivas, gran cantidad de aves acuáticas migratorias, tortugas, hipopótamos y cocodrilos, es considerada reserva de la biosfera. La población es de unos 33.000 habitantes repartida en cinco islas. Viven en tabancas (aldeas), en chozas de barro rojo y techo de paja.

En Orango las mujeres se organizan en asociaciones que gestionan la economía, el bienestar social y la ley. La mujer es la encargada de seleccionar y decidir la siembra, es la recolectora de los frutos del árbol del cajou que utilizará para hacer el vino de palma, de aconsejar y de decidir. A las mujeres se las respeta como dueñas absolutas de la casa y de la tierra.

Quinta es la presidenta de la Asociación de Mujeres de Etiogo y tiene 26 años y Estebo, su marido, es el secretario. Llevan ocho años viviendo juntos en dos chozas, una de vivienda y otra de almacén. Tienen un jardín vallado para protegerse de las serpientes y tres huertos donde se cultiva mandioca, yuca, frijoles y batatas. A Quinta le gusta de Estebo su fuerza física, su dulzura y su sexo. Dice: «Quien no hace el amor no es feliz…». Y a Estebo de Quinta su inteligencia y responsabilidad. «Sabe de las cosas de la vida, me da consejos, no me hace pasar hambre. Yo trabajo siempre para ayudarla. Soy un hombre satisfecho».

La comunidad bijagó tiene una economía de subsistencia basada en el cultivo de pequeñas huertas. También siembran arroz. La pesca es abundante. A los hombres se les considera como niños a los que hay que proteger. Se valora de ellos la sensibilidad de su carácter y la fuerza bruta que utilizan para el barbecho de los campos. Se aprecia la habilidad que muestran para la caza y la pesca, de la que cotidianamente se encargan. Se les considera débiles por naturaleza, aunque se les tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones.

Las baloberras (sacerdotisas) son las encargadas de transmitir la sabiduría de los antepasados, durante el rito de cortar la paja, que sirve de iniciación de las mujeres al mundo adulto. Escogen a la futura reina, aconsejadas por los espíritus. Existe también un consejo superior para casos de distribución de la tierra, explotación forestal… En Orango conviven cuatro clanes: los Oraga, los Ogubane, los Oracuma y los Okinda. El nombre del clan se hereda de madres a hijas.

Entre la comunidad bijagó no se recuerdan delitos graves, solo peleas. El aislamiento geográfico y su carácter desconfiado, secretista, poco amigo de las visitas de extraños y celoso de sus tradiciones animistas les ha permitido conservar una sociedad con estructuras matriarcales.

16 años después he vuelto a esta comunidad matriarcal bijagó en la isla de Orango Grande, en Guinea Bissau (2005-2021).

La influencia de la capital Bissau, ha sido mucha y hace que los hombres reclamen más espacio para compartir las decisiones de la vida. El móvil ha llegado para quedarse y globalizar las costumbres, sin embargo las tradiciones son honradas. Las ceremonias sagradas que realizan las mujeres, los bailes y el respeto a los mayores ocupan un lugar fundamental. Las mujeres desde siempre transmiten la educación a las hijas y los hijos… Continuar leyendo aquí

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