¿Qué es un viaje antropológico a una sociedad matriarcal?

Un viaje antropológico a una comunidad matriarcal es un camino que nos enseña a mirar otras culturas diferentes, otras maneras de ver la vida y sentirla desde la proximidad y la convivencia. Pero es también una ruta hacia uno mismo que nos obliga a observarnos. Que nos enseña a ser generosos con la diversidad y nos hace más humildes en el aprendizaje.

Viajar a estas sociedades matriarcales nos muestra que otra forma de estructurar la sociedad es posible. En estas comunidades matriarcales el papel de la mujer es central y conforma una manera de entender la vida desde la paz, el bienestar común y la importancia del grupo. No es, por tanto, lo contrario del patriarcado sino una manera diferente de socializarse.

En estas tierras matriarcales se mira por el bien común, a los niños se les educa para llegar a acuerdos y el consenso impregna la esencia del grupo. Son comunidades pacíficas que gestionan con sabiduría los asuntos de la mente y el corazón. Las emociones negativas como el rencor y la agresividad no son bien recibidas. Es común la adoración y el respeto hacia las fuerzas de la naturaleza: la tierra, el agua, los ríos, los animales…

El cosmos es femenino y se manifiesta con fiestas del crecimiento de la cosecha. Se respeta el cuerpo sagrado de la mujer que armoniza con la naturaleza, una naturaleza que guía. Así, al igual que las semillas dan sus frutos, la mujer educa a los hijos según las enseñanzas de la tierra. También hay sincretismo con otras religiones.

En estas comunidades la división del trabajo no implica desigualdad, sino que es vista como diferencias complementarias para el buen funcionamiento de la sociedad. De esta manera las mujeres y los hombres son valorados por lo que aportan y son. Ningún hombre o mujer es más importante que otro. La madre organiza el trabajo del grupo. Tiene el poder de aconsejar, no tiene el poder de ordenar. Su autoridad es aceptada y reconocida de una manera natural y voluntaria. Se asienta en el respeto a las necesidades familiares y el respeto a cada miembro del clan.

Desde hace tres años acompaño a pequeños grupos de personas a visitarlas y siempre les sorprende el hecho de compartir costumbres más amorosas que las nuestras. Les encanta la armonía en la que viven las mujeres y los hombres, los proverbios ancestrales, las tradiciones, la energía femenina y la masculina, la preciosa naturaleza, la pachamama (tierra), el sentido comunitario…

Impresiones de los viajeros:

Viaje a Sumatra

La comunidad matriarcal Minangkabau de Sumatra

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¿Por qué viajar a la comunidad minangkabau de Sumatra?

En Sumatra, al oeste de la isla vive la comunidad minangkabau, una sociedad matriarcal de más de cuatro millones de personas, cuyas tradiciones ancestrales, denominadas Adat, sitúan a la madre en el centro de la sociedad. Allí las mujeres heredan la casa, la tierra y los bienes de la familia, que pasan de madres a hijas. El linaje lo transmiten ellas y el “consenso o acuerdo mutuo” entre hombre y mujer es la base que sustenta la vida.
“La naturaleza es nuestra maestra”. Esta es la esencia del Adat, la filosofía que rige esta sociedad.

Eli, mujer minangkabau, nos enseñará estas tradiciones matriarcales y compartiremos su cotidianidad, su amor, su generosidad… y nos sentiremos muy acogidos en la comunidad, porqué en estas tierras matriarcales se tiene la sensación de vivir la verdadera profundidad de la vida, donde el “ser” es más importante que el “tener”.

Viaje a Perú

Por la cosmología Inca y por las comunidades igualitarias Huilloc y Quero

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¿Por qué viajar a las comunidades Quero y Cuzco, Perú?

En este viaje conoceremos la cosmología Inca y las comunidades matriarcales quero y huilloc que habitan en el Cuzco, Perú. Están basadas en  la casa y la familia, la mujer y el hombre deciden entre los dos y el “ser“ es más importante que el “tener“. También se fundamentan en el Ayni que es el don de dar y recibir  sin que intervenga el dinero “hoy por ti mañana por mí”.

En ellas no existe la propiedad privada sino la comunitaria y siguen las tradiciones de la sabiduría milenaria de los antepasados. Consideran que la tierra (pachamama), los cerros, los animales, las plantas, el cielo y los seres humanos viven relacionados en profunda armonía Kausay Pacha.

Anna Boyé, mis conclusiones

Visitando estas sociedades matriarcales durante los últimos casi veinte años he aprendido que el sentido de la vida está relacionado con el amor, con la capacidad de dar y compartir en el grupo. Esta es la esencia que define nuestra especie.

Creo que el desarrollo de las virtudes del corazón y del amor son indispensables para la convivencia y el buen funcionamiento de la sociedad; la arrogancia, el dominio, el egoísmo, la sobrevaloración de los bienes materiales… generan crispación e infelicidad.

En la sociedad capitalista y mercantil en la que vivimos, los valores espirituales y morales han quedado relegados, casi olvidados… y siento la necesidad de mostrar cómo se vive en estas comunidades donde el «ser» es más importante que el «tener».